sábado, 19 de diciembre de 2009

EL INFLUJO DEL RIN (IV)






Me sorprendió que no estuviese durante la mañana. Sin embargo, sus acompañantes del día anterior si que estaban. En un receso, entre las conferencias, me marche.

Fui nuevamente al hotel y pregunte en recepción. La respuesta fue la que me temía, no había vuelto al hotel desde la noche anterior.

Subí a mi habitación y estuve pensando que hacer. Podía dirigirme a la casa donde la vi entrar y preguntar por ella, pero sabia de antemano que no iba a conseguir nada.

Decidí visitar su habitación. Sabia que, por el sistema de apertura de las puertas con tarjeta electrónica, no podía forzar la cerradura, por que quedaría registrada la apertura de la puerta en recepción, y podía resultar sospechoso. Necesitaba entrar de una forma limpia. Conocía el numero, ya que ella me lo dijo el día que estuvimos cenando.

Salí de la mía y me dirigí a la planta donde se encontraba la suite que ocupaba Diana. El pasillo era largo, a un lado estaba la escalera y al otro los ascensores. Subí por la escalera Como imaginé, el servicio de habitaciones se encontraba efectuando sus tareas de limpieza. Faltaban dos habitaciones para llegar a la de Diana. Pensé lo que tenia que hacer con rapidez. Tanto la escalera como los ascensores tenían un pequeño hall. Junto a los ascensores había dos grandes jarrones chinos, que supongo que serian de imitación. La habitación de Diana estaba aproximadamente a mitad del pasillo. La asistenta entro en la suite para arreglarla. Baje las escaleras hasta el piso inferior y subí por el ascensor. Cuando la asistenta llevaba unos minutos en la suite, tome uno de los jarrones y lo estrellé contra la pared. Se produjo un estruendo considerable al saltar la cerámica hecha añicos. Me metí rápidamente en el ascensor y desaparecí, otra vez hacia el piso inferior. Cuando se abrían las puertas comencé a escuchar las voces de algunos curiosos que se asomaban desde sus habitaciones. Recorrí rápidamente el pasillo y subí otra vez por las escaleras hasta la planta superior. Al asomarme al pasillo vi a dos personas, una de ellas la asistenta que, por el tono de su voz y la forma en que gesticulaba, se estaba lamentando por lo que suponía que había ocurrido.

El suelo del pasillo estaba enmoquetado, por lo que mis pasos al llegar a la habitación de Diana, no se habían escuchado. Entré, en la suite, que estaba con la puerta abierta.

Constaba de un pequeño recibidor, una sala de estar y el dormitorio. Busque un armario y me escondí dentro a esperar. La cama estaba sin deshacer, así que, la asistenta, no perdería mucho tiempo en arreglar la habitación.

En la penumbra del interior del armario, miraba con frecuencia su Vacheron para calcular el tiempo que llevaba allí metido. La asistenta volvió a los quince minutos y tardo otros cinco en cerrar la puerta de nuevo. Espere durante diez minutos más para asegurarme de que no volvía y salí del armario.

En cualquier momento podía entrar alguien. Me apresure en buscar…….¿que?. No sabía que era lo que tenia que buscar, así que me puse unos guantes quirúrgicos y empecé por los cajones. El primero que abrí tenia su ropa interior perfectamente ordenada. Piezas de blonda y de encaje, que me llevaron a imaginar por unos instantes a la belleza que las usaba, con ellas puestas. Tuve que hacer un esfuerzo para volver a centrarme en mi objetivo. En un armario diferente al que me había servido de cobijo temporal, vi una cartera portadocumentos y la cogi. En su interior encontré un notebook y distintos documentos de la empresa, que descarte después de un vistazo. No encontré nada más que pudiera ser interesante y me lleve el notebook. Doble una tarjeta del hotel y la puse en la cerradura, de forma que la puerta permaneciese cerrada, pero me permitiese abrirla desde fuera.

Ya en mi habitación, encendí el notebook y maldije cuando me pidió una contraseña. Casi siempre lo fácil es lo primero en lo que hay que pensar. Después de teclear el nombre de la empresa, su nombre y varios intentos mas que resultaron fallidos, recordé que en cierta ocasión en la que estuve buscando una palabra difícil de ser acertada, opté por algo sencillo. Teclee la palabra contraseña y bingo, el ordenador me abrió sus puertas.

No podía perder tiempo en buscar en el equipo, asi que copie todo el disco duro en mi portátil y devolví el notebook a su sitio.

Ya era casi mediodía. Yo seguía en la habitación del hotel revisando el contenido que había copiado del ordenador de Diana. La televisión estaba encendida cuando escuché a una locutora citar su nombre. Volví la vista hacia el monitor y, aunque no comprendí lo que estaban diciendo las imágenes hablaban por si solas.

Estaban sacando del Rhin el cadáver de Diana.

Por si me quedaba alguna duda, poco tiempo después vio a la policía alemana por el hotel dirigiéndose a la suite que ocupaba.




Fue como un mazazo, aquella mujer me había impresionado. No sabía si debía llamar a su marido para comunicarle la noticia, o esperar a que lo hiciese la policía. A pesar de que no me quedaban dudas, debía estar seguro, antes de decirlo. Esperé un tiempo y me decidí a llamar.

Luis ya había salido hacia el aeropuerto cuando le llame a la empresa. La policía le había comunicado la noticia, algo que agradecí.

Apareció por el hotel horas mas tarde y me llamo. Charlamos en mi habitación sobre los movimientos de Diana en los días pasados.

La policía le acompaño a efectuar el reconocimiento del cadáver y le comunicó que, aparentemente, había sido victima de un robo con violencia, la habían asesinado y tirado su cuerpo al río.

Aquella noche decidí emborracharme

Llame por teléfono al taxista de padres españoles. Me lo había dejado por si volvía a necesitar sus servicios y le dije que me llevase a la zona antigua, otra vez. Le pregunté y me indico unas calles donde se podían tomar unas copas con tranquilidad.



En el tercer pub en el que entré, pedí una cerveza a la camarera y me quedé en la pequeña barra, saboreándola.

La vi enseguida, pero después de admirar su belleza salvaje, me olvidé de ella. Estaba con dos mujeres mas y llevaban una animada conversación. No hubiese tenido nada de particular, de no haber sido por que la conversación se estaba desarrollando en francés, y desde hacia unos días no había oído hablar a nadie en un idioma comprensible para mi, salvo a Diana.

Ya llevaba suficiente alcohol en mi sangre como para estar totalmente desinhibido, así que me dedique a mirarla con descaro. Ella, al principio hizo como si no existiese. Al cabo de un tiempo, me miraba de soslayo alguna vez, y cuando ya no pudo mas, se acerco hacia donde yo estaba, diciéndome una serie de palabras que no llegué a comprender pero que, a juzgar por su gesto, no eran muy amistosas. Le contesté en francés que lamentaba no haber entendido lo que me decía. Una sonrisa surcó su rostro, donde hasta hacia un segundo había un rictus de enfado.

Pelo castaño. Ojos verdes. Vestida de forma informal, con vaqueros y una camiseta de Custo. Bella como un amanecer. Algun kilo de mas, según la estética actual, pero perfecta para mi.

Salimos juntos del pub y visitamos dos mas, en los que, entre cerveza y cerveza, me di cuenta de lo agradable que era la conversación entre ambos. Solo nos dijimos los nombres. Hablamos de cosas totalmente intrascendentes y a la salida del último pub la besé. Más que un beso fue una invitación. Fue apasionado, casi con rabia. Sabia besar transmitiendo deseo, y ella aceptó el beso y la invitación.

Subimos a su coche y en el trayecto hasta su casa, le iba acariciando el pelo. Aprovechaba los semáforos en rojo para besarla de nuevo y transmitirle su urgencia. Llegamos a una zona donde había una casa algo aislada, moderna y de tamaño considerable. Me dijo que vivía allí con sus padres pero que estaban de viaje.

Entramos y después de un estrecho pasillo se veían unas escaleras d madera que daban acceso a la planta alta, donde se encontraban los dormitorios. Pasamos al salón y me ofreció una copa.





Mientras la preparaba, la tome por la cintura y empecé a besarle el cuello. Acaricie sus pechos y note como respondían a la caricia. Dos protuberancias aparecieron donde antes la redondez era perfecta. Metí una mano por debajo de la camiseta y la subí, poco a poco hasta alcanzar uno de ellos. Sus turgentes senos invitaban a ser acariciados, y el roce de mis dedos en la delicada piel le provocaba una excitación que iba en aumento.

Ella no rehuía mis caricias, empujaba hacia atrás para sentir mi cuerpo pegado al suyo.

Le quité la camiseta y los pantalones allí mismo. Se apoyo en la encimera del mueble bar, y la poseí, sin haber terminado de desnudarla. No podía esperar, y ella tampoco. Necesitaba sentirla. El orgasmo llego rápido y simultaneo para los dos. Después de unos segundos me llevo a su habitación.

A la mañana siguiente, me desperté con un respetable dolor de cabeza y sin haber dormido apenas. Ella seguía durmiendo y no quise molestarla. Le deje el numero de mi móvil y llame a mi taxista particular para que me viniese a recoger, después de haber localizado en una factura la dirección donde me encontraba.

Al salir a la calle a esperar a mi taxista, no lo encontré a el sino a dos coches de policía. De uno bajaron dos agentes y del otro un hombre de unos 50 años con el pelo rapado y cara de pocos amigos .

En un perfecto castellano me preguntó

- ¿Es usted Angel Cifuentes?

Respondí

- Si, soy yo. ¿Ocurre algo?

- Debe acompañarme a la comisaría



Continuara y acabara

H. Chinaski


16 comentarios:

Alís dijo...

Esto se pone cada vez más interesante. Que llegue pronto el próximo capítulo.
Un gusto leerte

© Capri dijo...

Vaya parece que la trama se complica!

Angel no es Angel si no el Sr. Cifuentes.

Diana muerta y el protagonista se lia con una espectacular mujer.

Ahora mi cabeza intenta unir este puzzle.

E intentar descifrar la relación de tus personajes: españoles, orientales, francesita ... uysssss....

Y como siempre, después de comerme el tarro, nada será lo que parece.


pd) No dejes al Sr Cifuentes mucho tiempo con la poli, porfa !

Después de leerte me parece que me retiro al convento a hacer rosquillas :P

Un beso y feliz fin de semana.

H. Chinaski dijo...

Alis

Esta vez llegara pronto, lo prometo
Besos

H. Chinaski dijo...

Capri

El "prota" es las dos cosas Angel y Cifuentes.
Si consigues unir el puzzle ya me lo pasaras para poder seguir yo.

Que nada es lo que parece, no lo dudes nunca.

A Cifuentes, lo sacaremos pronto, pero ¿quien sabe si esta ahí para su propia protección?

Ya guardaras alguna rosquilla :P

Otro beso y buen fin de semana para ti tambien

© Capri dijo...


Como dices puede ser que sea por su propia seguridad.
.........pero......... como la poli sabía donde se encontraba¿

¿el taxista tb está metido en el ajo?

uy uy

te hare muchas preguntas

será mi venganza.

jajaaaaaaaa!!!!!!!!

H. Chinaski dijo...

Capri
Esa pregunta tiene su respuesta en el proximo y ultimo episodio.

Y no se corte usted.
Pregunte, pregunte

Shinta dijo...

El cazador cazado.

Dreams, dreams, dreams....!!

霊(.•ˆ•…ஐ ₪ MịŔiąM ₪ ஐ…•ˆ•.)霊 - dijo...

Que lindo que escribes.

¡Me gusta mucho!

Anónimo dijo...

Wowwww.... quiero más, esa es la señal de que el escrito merece la pena.
Volveré.
Un placer encontrarte a través de mi gran amiga silencios.

Rochies dijo...

que placer cuando la urgencia no necesita de palabras. Concisa y por ello aún más magnífica descripción de una escena que transmite tanto por si sola.
Menos mal que el recreo que decidió otorgarse le deparó tamaño momento :P

LuluZiña dijo...

AH NO SEÑOR!!! NO NOS PUEDES DEJAR CON TREMENDA DUDA POR DIOS!!!!! QUE EMOCIONANTE ¿QUE LE DEPARARA EL DESTINO A ESTE PERSONAJE TAN PECULIAR COMO LO ES ANGEL? ¿O ES QUE A CASO ESTA INVOLUCRADO CON LA MUERTE DE DIANA? MMMMM CUANTOS INTERROGANTES MUERO POR SABER COMO SIGUE

SALUDOS

Anónimo dijo...

Menuda odisea negra.. Sigo al día.

Rochies dijo...

Me hizo pensar en una frase que leí en un cuento en el lugar que ud ya sabe : "y todo su cuerpo dibujó el gesto de una palabra que no se oyó". Un poco refiriéndome a lo mismo de mi comentario anterior pero para que entienda la esencia de lo que le quise decir con esa ausencia de palabras ante la urgencia implícita.
Cambiando de tema, calculo que el taxista estará más que implicado ;)
aunque como verá es en lo que menos reparo, para eso la tenemos a CAPRI :P
y ME SUMO a su pedido en la medida de las posibilidades a Cifuentes no lo mantenga tanto tiempo demorado, y le agrego, así puede encontrar nuevamente a la sujetita que despertó y se encontró sola pero al menos con un número de celular anotado. Todo un acto de caballerosidad ;)

Gara dijo...

Uys..., cada vez se complica más la historia y más introgada me dejas....

Estaba yo pensando..., no tendra nada q ver la mujer en esto?, pq anda "missing"....

Besitos y felices fiestas para ti y los tuyos.

Mario dijo...

La verdad, he terminado imprimiendo tus relatos. Los leeré y releeré todos juntos... Porque duele, en parte, en todo, no poder conocer el final cuando se desea.
Y se adivina genial, como lo que leí hace pocos días, aunque no te comentara.

Felices días.

Rochies dijo...

VEO QUE NO SOY LA ÚNICA QUE SE IMPRIME LOS CHAPTERS :P