martes, 21 de diciembre de 2010

¿FELIZ NAVIDAD?



De todos es sabido que esta es la época del año en la que la buena voluntad prima por doquier. Época en la que los malos hacemos un esfuerzo por ser menos malos, los normales por ser buenos y los buenos por ser  mejores. Época en la que nuestros corazones se ablandan como si fuesen  de  mantequilla, haciendo que nuestra habitual miopía mejore repentinamente y nos demos cuenta de que el señor que encuentras durmiendo en el cajero de cualquier entidad financiera,  abrigado con cartones, no es un reclamo comercial para captar clientes, sino alguien que, probablemente, hasta no hace mucho tiempo, tenía un hogar donde vivir, una familia con la que estar y un trabajo que le permitía sustentar ambas cosas, pero ahora no tiene ninguna de las tres. O ese otro señor que  me encuentro varias veces al día recostado en la entrada de un portal, en la calle, metido entre unas mantas en lo que es su nuevo “hogar” desde que una orden de desahucio lo puso de patitas en la calle. Alguien con la dignidad y el orgullo suficiente como para no querer recurrir a   los estamentos sociales que podrían darle cobijo durante una temporada, después……… búscate la vida o la muerte. Alguien con la inteligencia suficiente como para buscar ese nuevo hogar junto a un TelePizza y cuyos trabajadores le van suministrando el sustento necesario para no morir de inanición, de esa forma, al menos podrá elegir la manera de hacerlo. Alguien con la suficiente educación y simpatía como para decirte un buenos días con una sonrisa aunque la temperatura en la calle sea de 0º C y sin esperar nada a cambio.  Alguien a quien no voy a ser capaz de decir “Feliz Navidad” por que me avergonzaría de ello.
Alguien, por fin, que no es una estatua de barro ni un producto del celuloide y que me recuerda varias veces al día, lo mierdas que somos los humanos. (Pido disculpas a quien se pueda sentir ofendido)

Feliz Navidad para quien lo sea. Para muchos no lo va  a ser



jueves, 2 de diciembre de 2010

MORIR

“Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte”
Pierre Corneille


MORIR
Temor que define nuestra nula capacidad de  aceptar  que no  todo lo desconocido, es intrínsecamente malo.
Dejar de existir en esta vida, librarnos de nuestras miserias, de nuestros problemas, de todo aquello que nos condiciona y que no somos capaces de eliminar.
A veces, solo a veces, es un panorama atractivo. 
¿Apología del suicidio?, no, no es tan sencillo
Nuestra mente no comprende ni asimila  que este hecho, no representa algo negativo per se.
Somos bufones en la corte del reino de los despropósitos

Miedo
Es inevitable caer en la trampa del miedo.
Miedo que representa el reflejo de  nuestra propia ignorancia.
Desconocimiento de hacia donde nos lleva el siguiente paso en el camino. ¿Quizás  ya no hay camino? Aferrarse a algo que, por malo que sea, al menos es conocido.
Alimentar esa bestia que todos llevamos dentro y con sutileza se va haciendo dueña de la situación, de nosotros.
Algunas veces lo provoca  un hecho desagradable que se repite día tras día, noche tras noche, sin piedad, sin descanso hasta que se produce la catarsis.
Otras, es simplemente el vacío. 



Vacío
La ausencia del todo, algo imposible incluso como concepto.
El reflejo de   nuestra decepción por todo lo que nos rodea y nos importa.
Vacío que surge cuando nuestra mente racional deja de aplicar la lógica del pensamiento. Cuando todos los resortes que mantienen la máquina en marcha se niegan a funcionar.
Sumisión absoluta al desamparo, al desánimo.
Una decepción tan profunda e inexplicable, que nos lleva a pensar…… ¿Qué puede haber peor que esto?


Pensamiento
Capacidad de razonar, el regalo más  envenenado
Dejar de pensar es la solución pero resulta materialmente imposible.
Regalo que acaba siendo el motor de nuestra propia destrucción.

“La muerte es un castigo para algunos, un regalo para otros  y   para muchos, un favor”
Séneca