domingo, 25 de octubre de 2009

EL CONCIERTO


Sorteando un enjambre de piernas, con sumo cuidado de no rozar a nadie, tomo posesión de la butaca. Murmullo apagado. Pieles en hombros ajenos. Rayos de luz que se estrellan en piedras preciosas talladas con maestría. Desfile de fondo de armario encubierto. Prepotencia, estilo y elegancia que brillan por su ausencia. Es la “Haut classe de la Médiocrité” (Clase alta de la mediocridad)
Una sensual voz de mujer anuncia por megafonía la cuenta atrás para la representación.
Las puertas se abren. Comienza el disciplinado caminar del centenar de profesores, simultaneado con tímidos aplausos de bienvenida. Crisol de lenguas. Algunos, después de tomar asiento y preparar su instrumento, intercambian breves palabras con el vecino o vecina de silla. Rigurosa etiqueta en su indumentaria.
El murmullo en la sala empieza a bajar de nivel, como si una mano invisible accionase un mando a distancia. La iluminación va perdiendo intensidad, envidiosa del murmullo. Se oyen las últimas toses forzadas, antes de abatirse un sepulcral silencio a la espera de la primera nota con sentido.

El primer violín, un hombre joven con rasgos orientales, se levanta, coloca el instrumento en su hombro y apoya el arco sobre las cuerdas, mirando a los miembros de la orquesta. Todos callan y se preparan.
Comienza la sinfonía de los despropósitos, en la que, durante interminables segundos, la orquesta al unísono, emite lo que podría ser un “Allegro Infernale”
Devuelta la paz y armonía a la sala, como una aparición, sale por una puerta lateral, caminando a paso ligero, el director, provocando una salva de aplausos que agradece con reiteradas y estudiadas reverencias hacia el auditorio.
Conseguido nuevamente el silencio, aparece la estrella, la gran Cecilia Bartoli. Más aplausos, más reverencias y segundos después, más silencio.

El programa anuncia el “Stabat Mater” de Antonio Vivaldi y una selección de obras de Scarlatti, Händel, Y Caldara.

Cuando la diva está haciendo una magistral interpretación, observo horrorizado que mi vecino de butaca ha sacado una bolsita de celofán con unos caramelos que, a su vez, van envueltos en el mismo material. No es consciente de la que le va a caer encima. Desanuda el lacito que lleva la bolsa y la abre.
Las primeras miradas asesinas empiezan a buscar a su objetivo. Mete la mano en la bolsa y saca un caramelo, con el consiguiente crujido del material plástico. Las miradas ya lo han localizado y comienzan a preparar su armamento pesado.
Solo un advenedizo no sabría, de las normas no escritas que hay que cumplir si vas a escuchar un concierto.
Me da pena, podría haberle avisado, pero a mi tampoco me avisó nadie.
Su siguiente movimiento, desenvolver el caramelo, desató la furia de la turba, que inició una andanada de chisteos, a la vez que miraban de forma manifiestamente agresiva hacia el causante de tamaño despropósito. El hombre, avergonzado, parecía encoger y mimetizarse con la butaca.
Mientras, la genial Cecilia continuaba con su magistral interpretación, ajena al linchamiento que se estaba gestando.
No volvió a comer caramelos.

El concierto toca a su fin.
Dos "bis" y cinco minutos de aplausos ininterrumpidos, estudiadas salidas y entradas del escenario que se repiten, reverencias y más reverencias.
Es el teatro de la música.
Caras de satisfacción por el cuarto y mitad de elitista cultura recibida
Nuevo desfile de fondo de armario, nueva exhibición de piel ajena a la que la porta, nuevos destellos de luz reflejada en piedras preciosas talladas con maestría.
“Cultos y sabios” comentarios sobre la interpretación y ejecución de las obras.

Salgo a recoger el coche para volver a casa.
Hace frío
El próximo día cogeré la bufanda
Por cierto...... el concierto, magistral.


H. Chinaski


viernes, 23 de octubre de 2009

A LOS AMIGOS QUE NO FUERON

Requiem de Mozart: "La Lacrimosa"

A LOS AMIGOS QUE NO FUERON

Te creí cuando me hablaste

No pensaba en la mentira

Busqué razones y no hallé

¿Qué hice mal?, no lo se.


Mi venganza fue ser yo mismo

No puedo más, malditos seáis

En el averno será mi descanso

Aquí, soy presa del paroxismo.

No merezco otra cosa,

por provocar tanto desencanto.

Aguanto estoico con mi losa,

acompañado, a menudo, por el llanto


Desead lo peor, que os será concedido

Jugad a ser dioses

Mirad como el mal nacido

Se duele orgulloso. ¡No oses

Ni te atrevas!

A nombrar la lealtad

Ni supiste, ni quisiste

entender su bondad

Leal es quien está

Leal es quien no pregunta

Leal es quien te apoya

Sin conocer la verdad

Y no podréis,

Aunque queráis

Convertirla en maldad


Arrastro mis miserias como serpiente

Sufro castigo inmerecido

Simulo ser indolente

Sin un adiós me despido

H. Chinaski

jueves, 22 de octubre de 2009

CHARLES BAUDELAIRE

Uno de los grandes poetas malditos
Un fragmento de su mejor obra poética: LAS FLORES DEL MAL


Sed Non Satiata

Extraña deidad, morena como las noches,

de perfume donde se mezclan el almizcle y el tabaco

—obra de algún obí, Fausto de la llanura—,

bruja de flancos de ébano, hija de las negras mediasnoches,

yo prefiero a la constancia, al opio, a las noches,

el elixir de tu boca donde el amor se pavonea.

Cuando hacia tí mis deseos parten en caravana,

tus ojos son la cisterna donde beben mis hastíos.

Por esos grandes ojos negros, respiraderos de mi alma,

oh demonio sin piedad, viérteme menos fuego:

no soy la Estigia, para abrazarte nueve veces,

¡ay de mí!, ¡no puedo, Furia libertina,

para quebrar tu ánimo y acorralarte!

¡en el infierno de tu lecho transformarme en Proserpina!



miércoles, 21 de octubre de 2009

CULMINACIÓN DEL DOLOR



Poema de Charles bukowski

CULMINACION DEL DOLOR


Oigo incluso como ríen
las montañas
arriba y abajo de sus azules laderas
y abajo en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
Oigo el agua
las noches que consumo bebiendo
y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj
se vuelve perillas en la cómoda,
se vuelve papel sobre el suelo,
se vuelve calzador,
ticket de la lavandería,
se vuelve humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas...
Poco importa
poco amor
o poca vida
no es tan malo.
Lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso.

Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte


H. Chinaski

sábado, 17 de octubre de 2009

TRABAJO DIURNO

Encendió un cigarrillo más y permaneció unos instantes mirando las volutas de humo. Levantó la vista hacia la pared, el reloj marcaba las 7,55. Disponía de cinco minutos para desayunar antes de arreglarse para ir a trabajar.
Terminó su taza de café y se dirigió al cuarto de baño.
Antes de entrar en la ducha se miró en el espejo. Hacía ya mucho tiempo que no estaba satisfecha con lo que veía en él. Se había abandonado bastante y eso le pasaba factura. Su pecho comenzaba a perder la turgencia que le había caracterizado, su cintura comenzaba a recoger redondeces desconocidas anteriormente. Sus piernas, antes esbeltas, daban muestras de incipiente celulitis. Hizo una mueca de disgusto y abrió el agua.
Mientras se enjabonaba acarició su pecho con delicadeza y se estremeció levemente ante el estímulo. Le gustó. La esponja acariciaba su piel y descendió hasta el monte de la diosa. Allí un furtivo gemido le hizo recordar que hacía demasiado tiempo que no saciaba su sed de amor.
Dejó la esponja con precipitación Tomó la ducha con la mano y el agua comenzó a ocupar el lugar de la espuma.
Siempre ponía la ducha en modo masaje. Los chorros de agua caliente salían con una presión inusitada y le relajaban.
Al acercarla a su zona más intima, el orgasmo le sobrevino sin avisar. Tuvo que apoyarse con su mano libre para mantener el equilibrio. Las oleadas de placer llegaron de golpe acompañadas de unos ligeros espasmos mientras el ruido del agua sofocaba el sonido de sus gemidos. Unos segundos más tarde se quedó mirando el vaho que se formaba en la mampara mientras recuperaba la normalidad en su respiración.

Terminó de maquillarse discretamente y desnuda, fue a su dormitorio, donde su marido dormía plácidamente. Lo observó durante unos segundos. Todavía estaba excitada y, por un momento, pensó en acostarse junto a él, despertarlo y hacer el amor, pero fue solo un momento. Enseguida pensó -llegaré tarde, y con el trabajo que tengo hoy. Mejor no. Esta tarde, después de trabajar, se lo propongo-

La marea humana la empujó a entrar en el vagón de metro. Tuvo que aguantar que, como por descuido, una mano rozase durante demasiado tiempo sus nalgas. Era imposible moverse, así que deseó que no pasase a mayores. Por fin, dos estaciones más tarde, consiguió sentarse.
Mientras observaba a los viajeros, que como ella iban camino a ninguna parte, pensó en lo que habían sido sus últimos años. Terminó una carrera que nunca ejerció. Matrimonio estándar con un hijo que ya no estaba. Encontró un trabajo que no le gustaba, pero le permitía darse algún capricho. Un marido que al principio la colmaba de atenciones, cariño, besos y que con el tiempo fue perdiendo intensidad.
Desde hacía años sentía un vacío interior que no conseguía descifrar. No tenía grandes problemas, pero su insatisfacción era casi permanente. Hubo un tiempo en el que hubiese hablado de ello con su pareja, pero ambos habían cambiado mucho.
“Las personas cambiamos, no podemos ser siempre como cuando teníamos 25 años”- decía el.
- “Si, pero en lugar de hacerlo de forma convergente, ha sido lo contrario” - pensaba ella.

La marea humana la escupió igual que 30 minutos antes la había succionado. Agradecía los días con sol. A pesar del frío invierno, el sol de daba o le restaba vitalidad según la intensidad de su presencia.
Caminó los 200 metros que le faltaban hasta llegar a su oficina, de forma automática y al llegar al ascensor, coincidió con él.
Lo veía cada día y no podía evitar una cierta desazón. Llevaban trabajando juntos tres años y no hubiese sido nada más que un compañero, si no hubiesen coincidido en la misma cafetería casi todos los días. Si no hubiesen comenzado a hablar cada vez con más confianza. Si él no le hubiese contado sus problemas de pareja y por fin, si no le hubiese dicho que se estaba enamorando de ella.

Ni quería ni podía tener una relación extramatrimonial. Pero no dejaba de pensar en ello, cuando lo veía. Se lo dijo y lo comprendió, pero no dejaba de buscar la manera de echar abajo su férrea defensa. Y esta cada vez era más débil.
No puedo hacerlo, pero si lo hiciese, sería solo un momento de diversión. Nada más. Y es que además es muy guapo. Solo diversión. Se repetía a si misma una y otra vez para autoconvencerse.
Se dio cuenta de que, en los momentos previos al orgasmo de la ducha, estaba pensando en él.

- Esto empieza a preocuparme - siguió pensando

Terminó su jornada y recogió su abrigo del guardarropa. Ahí volvió a coincidir con él.

- ¿Tomamos un café? – Le preguntó
- No puedo, me espera mi marido

Era mentira, pero ya no quería asumir más riesgos. Sabía que si volvía a insistir, o le intentaba besar, no podría decir que no, así que prefirió evitar el peligro


Llegó cansada a casa. Su marido se estaba preparando para ir a trabajar a la sala de juego.
Maldijo por lo bajo la mierda de vida que llevaban, que no les permitía estar más horas juntos, pero no recordó la propuesta que había pensado hacerle.

- Algún día nos pasará factura - pensó.

Le dio un beso en los labios, la miró a los ojos y le dijo

- Te quiero
- Y yo a ti


Salió por la puerta, despidiéndose hasta la madrugada.

Desde hacía cinco años apenas hacían el amor.

H. Chinaski
Fotografía tomada de internet

domingo, 11 de octubre de 2009

TRABAJO NOCTURNO




Caminaba lentamente de regreso hacia su casa. La noche había caído unas horas antes sobre la ciudad, y las calles por las que transitaba aparecían casi desiertas.

Prefería regresar caminando, a pesar de lo intempestivo de la hora.
Le gustaba la noche.
La sala de juego donde trabajaba cerró sus puertas a las tres y media de la madrugada, se cambió de ropa y declinó una invitación de sus compañeros para ir a tomar una copa.
Era un sábado del invierno de 1990. Había sido una jornada dura.
Tenía un trayecto de 30 minutos hasta su casa y hacía frío. Con un gesto involuntario se levantó las solapas del abrigo y aligeró el paso. Estaba deseando llegar.
Una vez en casa, se cambió de ropa y dobló cuidadosamente la que se había quitado. Fue a la cocina, se preparó un café y mientras se enfriaba se dirigió a la habitación que hacía de estudio. Tenía unos diez metros cuadrados. En una pared había una librería repleta de libros que estuvieron bien colocados mientras hubo suficiente espacio para ellos. Ahora no, ahora los libros se amontonaban llenando los huecos que había, sin orden ni concierto. Fue hasta su mesa y encendió el ordenador.
Mientras, se fue a recoger el café que había dejado enfriándose. Buscó el procesador de textos y apareció la pantalla con la representación de una hoja de papel en blanco.
Empezó a escribir, sin saber muy bien lo que le empujaba a ello. Necesitaba plasmar en algún sitio todo lo que sentía y no podía contarle a nadie. Y esa, era una buena herramienta para hacerlo. No tenía amigos, y aunque los hubiera tenido, no podían ayudarle. Sus sentimientos, frustraciones, desde hacía años, se las guardaba para si mismo. No creía ni en psicólogos, ni en terapias. Nadie mejor que él conocía sus problemas.
Estuvo escribiendo durante dos horas, hasta que el sueño empezó a ganar la batalla. Guardó el fichero, lo llamó “Mi otro yo” y apagó el ordenador.
Se sentía un poco mejor que antes, parecía que le hubiesen quitado parte de la carga que llevaba encima y se prometió a si mismo continuar al día siguiente.
Las primeras luces del alba intentaban entrar a través de los huecos de la persiana de su habitación.
Vio la silueta de su mujer, dormida, respirando pausadamente y se acostó a su lado. Puso una mano en su cadera y notó el suave tacto de su piel. La acarició esperando su reacción, pero esta no llegó.
No la despertó por que sabía que estaba despierta. Desde hacía cinco años, apenas hacían el amor.
Se movió hacia el otro lado de la cama y empezó a masturbarse lentamente
H. Chinaski

sábado, 10 de octubre de 2009

PREMIOS (Segunda Parte)



Me apasiona el cello y Pau Casals fue un maestro.
Si lo deseas te acompañará en la lectura


PREMIOS (Segunda Parte)

Por segunda vez en poco tiempo, vuelvo a escribir de premios.

Por segunda vez, una buena amiga, se ha vuelto a acordar de mi.
Tiene una vitrina de cristal llena de merecidos regalos.
Regalos que se reproducen como conejos en celo, y los vuelve a repartir, a quien su corazón le dicta.
Como una Teresa de Calcuta de los blogs.
La veo en su casa, sacándoles brillo con mimo y esmero, para que ni siquiera una mota de polvo pueda tapar su fulgor.
“Son pedacitos de corazón” dice, “y como tales ocupan el lugar que merecen en el mío” digo yo.
Es seductora y juguetona en sus escritos. Domina la palabra de manera inusual
Casi tan voluble e impredecible como yo
Se define a si misma simplemente como …. “una mujer, sencillamente eso”
La mujer, la criatura más bella y compleja de la creación.
Ya veis, como si fuese una cosa banal.

Por segunda vez ha sido Capri, la chica dual, quien me ha galardonado.
Y no es que me disguste que me hagan regalos, no. Ni mucho menos. Pero lo que más me sigue gustando de los premios es el poder repartir trocitos de ellos a gente que, en mi opinión, se esfuerzan cada día por intentar que este inmenso mundo de las vivencias escritas, sea más agradable a los que nos movemos en él, aunque sea de forma tan reducida.

Por segunda vez he pensado en algunas personas para recibirlos. En mi lista algunos blogs repiten, otros son nuevos y otros no están.(Como en la lista de la selección, y eso que aborrezco el futbol)
En esta ocasión, obviaré a alguno de los que hubiese vuelto a premiar, por que me parece que hay normas básicas que se deben seguir en este mundillo.
Al menos dos, el respeto y la educación, y me parecen una falta de respeto y de educación, no hacia mi, sino hacia la persona que me dio la posibilidad de seguir repartiendo alegrías virtuales, el no haber dicho ni siquiera gracias, que es bien poco.

En esta ocasión, el premio es una caja llena de regalos.

Por segunda vez os digo que los entrego de todo corazón, como a mi me los entregaron.








Sigue siendo importante saber que el orden de aparición no tiene ninguna importancia por que es alfabético.

Por segunda vez……….

And the Winners are


1 Besllums (Atisbos). Shinta ha cambiado el nombre de su blog, pero solo eso. Sigue siendo especial. Fue la primera que me apoyó y solo por eso tiene un hueco en mi corazón Su blog es mordaz y reflexivo. Ofrece una visión diferente sobre vivencias, sueños. Merece la pena visitarlo.


2 Blog de Alma Un blog para meditar sencillo pero profundo. Con una fotografía y unas palabras te invita a reflexionar. Me gusta mucho


3 Dcarrysworld. Dcarry3 hace poco que la sigo pero me gusta su estilo y los temas que toca. Desde aquí el premio y mi apoyo


4 La cuisine de Mimine. Mimine, francesa, estudiante y cocinera. Su blog es refrescante. Vuelca su juventud en sus recetas. Muy curiosa la sección de fracasos. No lo había visto en ningún otro.


5 La Ventana. Sigo asomándome cada vez que la abre. Se que Mayte no expone los premios. Me parece una decisión muy respetable. Pero sabe dar las gracias. Por eso y por que me siguen encantando sus escritos titulados siempre en francés, la vuelvo a premiar.


6 Para Helena. Violeta, la chica que no soporta el calor. Me encantan las cartas que recibe de su amiga. Cuando lo necesites, aquí encontrarás un ambiente a la temperatura que desees. Eres un cielo


Y por segunda vez, me dejo en el tintero a amigas y amigos que ya lo han recibido.
Pero….c’est la vie, mon ami


Desde aquí quiero dedicar un recuerdo a mi buen amigo Stanley Kowalski, que se ha tomado un terapéutico descanso. Recupérate pronto Stan

Mis últimas palabras van dedicadas a la promotora de este post, a la que cada día quiero un poquito más.

Gracias Capri

lunes, 5 de octubre de 2009

POEMA DE BUKOWSKI

Mientras busco sin encontrar
la musa que me ayude a crear
he decidido copiar y pegar
a un fuera de serie sin par

Fuera de los brazos

Fuera de los brazos de una amada
y dentro de los brazos de otra.
he sido salvado de morir en la cruz
por una señora que fuma mota
y que escribe canciones y cuentos,
que es mucho más cariñosa que la anterior
y el sexo es tan bueno o mejor.
no es nada agradable ser clavado en la cruz, abandonado,
es mucho más placentero olvidar a un amor
que no funcionó
ya que finalmente
ningún amor funciona.
es mucho más placentero hacer el amor
en la costa Del Mar
en el cuarto 42 y después
sentarse en la cama, tomar un buen vino,
hablar, tocarla, fumar
o escuchar las olas.
He muerto muchas veces
creyendo y esperando, esperando
en un cuarto,
la mirada fija en el techo agrietado,
esperando un telefonazo; una carta, un toque en la puerta,
un sonido...
volviéndose loco
mientras ella baila con desconocidos
en un centro nocturno.
no es nada agradable morir en la cruz
es más placentero escuchar tu nombre, quieto,
en la oscuridad.


Charles Bukowski (Poemas)

Hasta pronto...espero
H. Chinaski